La impugnación de Morena en Jalisco: Un show sin fundamento

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6 de junio de 2024
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La impugnación de Morena en Jalisco: Un show sin fundamento

La reciente impugnación de la elección para gobernador en Jalisco por parte de Morena ha generado controversia y crítica, no tanto por la sustancia de sus reclamos, sino por su falta de seriedad y evidencia detrás de sus acusaciones. Este último show guinda será catalogado más como una tragicomedia política que como un reclamo serio sobre la integridad electoral.

Morena, el partido de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, presentó un recurso legal para anular la elección, alegando que no fueron “libres y auténticas”. Sin embargo, la naturaleza de sus pruebas y la inconsistencia en sus declaraciones han hecho que incluso sus aliados políticos de la Mega Alianza marquen distancia de su aliado.

Claudia Delgadillo, candidata de Morena, inicialmente afirmó en una entrevista que solo buscaban un recuento de votos para asegurar que todos fueran contados correctamente. Sin embargo, decidió echarse para atrás e implementar una estrategia más radical: anular completamente la elección. Eduardo Almaguer Ramírez, representante de Morena ante el IEPC, enfatizó esta demanda en la impugnación.

Discrepancias y Dudas

Lo sorprendente es que, mientras Morena alega la desaparición de hasta 1.2 millones de votos. Sin embargo,  la diferencia en las cifras de votos “desaparecidos” – primero 700,000, luego 1.2 millones, finalmente 103,000 – destruye la credibilidad de sus afirmaciones.

Además, solo pudieron presentar “pruebas técnicas” que consisten en un puñado de publicaciones en redes sociales y videos de altercados menores. Estos videos, subidos por usuarios afines a Morena, como Renata Turrent o Jorge Naredo, apenas califican como evidencia anecdótica.

La Debilidad de las Pruebas Presentadas

Morena utiliza repetidamente palabras como “muchas” y “varios” en su impugnación para describir las supuestas irregularidades y problemas durante el proceso electoral. El uso frecuente y vago de términos generales sin especificar detalles concretos o proporcionar pruebas específicas, diluye la fuerza de sus argumentos.

La impugnación señala varios incidentes como justificación para anular la elección, incluyendo el robo de dos paquetes electorales en Pihuamo y una supuesta cobertura mediática sesgada. Sin embargo, Morena no ha demostrado cómo este acto afectó el resultado global de la elección en un estado donde se contaron millones de votos.

También citan violencia política de género contra su candidata, aunque no proporcionan pruebas concluyentes que sustenten un impacto significativo en el resultado electoral.

Respuesta y Distanciamiento de Aliados

Es más, la misma coalición de Morena decidió no unirse a la impugnación, dejando a Claudia Delgadillo luchando sola en su batalla legal. Esto no solo muestra la debilidad de su posición, sino que también demuestra un cálculo político por parte de sus aliados para mantener una distancia prudente de la candidata perdedora.

En cuanto a las irregularidades específicas en el proceso electoral, Morena alega problemas en el conteo de votos y en la integración de las mesas directivas en algunas casillas. Sin embargo, los organismos electorales realizaron recuentos donde fue legalmente justificado, y no se encontraron errores significativos que alteraran el resultado general, que mostró una clara victoria para el candidato de Movimiento Ciudadano, Pablo Lemus.

Análisis de los Reclamos Específicos

Los expertos y observadores independientes han señalado la falta de fundamentos serios en las acusaciones de Morena. El recuento total de votos, según la ley electoral, solo se justifica bajo condiciones muy específicas que no se dieron en este caso. 

Además, las alegaciones de participación indebida de funcionarios públicos como representantes de partido no estaban acompañadas de pruebas sólidas que demostraran un impacto directo en el resultado. Sería como pedir la anulación de cómputos distritales solo porque estaban presentes Claudia Delgadillo y Mario Delgado en dónde se realizaban.

Es más, los intentos de vincular irregularidades menores con una conspiración a gran escala para manipular la elección carecen de credibilidad. Por ejemplo, Morena intentó argumentar que la diferencia en votos entre la elección presidencial y la gubernamental indicaba fraude. 

Sin embargo, estas diferencias son comunes y se deben a tres razones principalmente: 1) Casillas especiales que se instalan en cada elección lo cual arroja naturalmente diversas cantidades, 2) La contabilización de los votos de los mexicanos en el extranjero; y 3) Prácticas de los electores en cada casilla. 

Intentos de Vincular Irregularidades Menores con Fraude

La impugnación de Morena también intenta capitalizar incidentes aislados de violencia y desorganización en el día de la elección, como las desorganización en algunos centros de votación, para pintar un cuadro de corrupción y coacción. Sin embargo, estos incidentes fueron rápidamente resueltos por las autoridades electorales sin que afectaran la integridad del proceso general.

La demanda ante la Fiscalía de Delitos Electorales por supuestas irregularidades parece ser más una estrategia mediática que un esfuerzo legal serio. Las descripciones de actos de violencia y robo de votos suenan más a una fábula fantasiosa que a un argumento jurídico convincente, especialmente cuando los “guaruras armados” de Claudia Delgadillo son descritos en términos casi novelescos como agentes encubiertos de Movimiento Ciudadano.

En resumen, la impugnación de la elección de gobernador de Jalisco por parte de Morena está impulsada más por un deseo de generar titulares y mantener la relevancia política que por preocupaciones genuinas sobre la integridad electoral. Este episodio refleja la creciente tendencia en la política mexicana de utilizar los tribunales para fines políticos en lugar de buscar la justicia electoral.

Esperemos que este caso sirva como un recordatorio de la importancia de mantener una perspectiva crítica y exigente ante las afirmaciones de fraude electoral, especialmente cuando estas carecen de una base sólida y parecen diseñadas más para distraer que para iluminar. La integridad de la democracia mexicana depende de la habilidad de sus ciudadanos y líderes para discernir entre reclamos legítimos y maniobras políticas disfrazadas de denuncias legales.

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